jueves, 24 de noviembre de 2011

TEXTO LITERARIO: Arturo.

Recuerdo la  llega de el al pueblo,  fue bastante particular,  era una típica noche, llovía de tal forma que pensé en que el agua me llegaría hasta los tobillos, me preparaba para cenar, cuando un estruendoso rayo ilumino la oscura noche,  y allá a lo lejos, logre vislumbrar la silueta de un hombre a través de mi ventana, inmediatamente me dispuse a brindarle refugio, y una bebida caliente;estaba mojado y  paresia cansado.
Le ofrecí pasar la noche en mi casa, pero no salio una sola palabra de su boca, aun así asumí que no tenia a donde ir, me pareció un hombre extraño, pero me sentí atraída por el.   
Acomode un pequeño catre para que el durmiera en la cocina, le deje una almohada  y una manta para que no pasara frió, me dirigí a mi habitación y justo antes de cerrar la puerta, sin previo aviso, me llamo Arturo dijo, aquel hombre.
Al día siguiente muy temprano escuche un ruido en el baño, me levante rápidamente, pensando ¿sera que este extraño hombre se ha llevado mis pertenencias?, cargue una vieja escopeta que mi padre me había heredado, me arme de valor y salí de mi habitación temerosa, me temblaba todo el cuerpo, me decía ¡como deje entrar a mi casa a este extraño hombre!.
Cuando salí, tenia una botella en la mano de un licor, y me explico que era costumbre al iniciar el día , tomar un trago de aguardiente, rezaba un padre nuestro, y cepillaba sus dientes con crema de menta, por aquello de tener un aliento fresco, y que le  encantaba estar de pie mucho antes de que el sol se asomara por su ventana, pues el creía profundamente, al que madruga...
Me detuve con más calma a observarlo, y me encanto a un más, era como si aquel hombre hubiera llegado a mi vida como caído del cielo, desayunamos juntos, me contó que estaba allí porque estaba harto de su vida, y no me quiso contar muchos más detalles.
Levanto los platos de la mesa,  agradeció mi hospitalidad y me regalo un papel  con una nota, argumentando que eso era lo único con lo que me podía agradecer.
Lo acompañe hasta la orilla de la carretera, el se despidió de mi, se dio la vuelta y siguió su camino, cantaba una vieja canción que alguna vez escuche cantar a un profesor, de la cual no sabia el nombre, ni quien la cantaba, mientras veía como se alejaba de mi, quise decirle que me acompañara un rato mas, que me encantaría conocer mas de el.
Ahora años después de su fugaz visita, pienso en que sera de la vida de Arturo, claro esta si ese era su verdadero nombre, ademas atesoro aquel papel que me regalo, y que esta escrito con tinta azul, como el color del cielo.    
 




      

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